Nuestra sociedad plantea un gran número de necesidades, por lo que es necesario contar con un modelo de organización económica que permita su satisfacción.
Podemos definir la empresa come una unidad económica que, a partir de la combinación organizada de diferentes factores materiales y humanos, produce un bien o un servicio destinado a conseguir un beneficio económico.
La empresa es un sistema abierto en permanente interacción con el entorno o marco socio económico del que recibe inputs y al que ofrece outputs, una vez que los primeros han sido sometido a un proceso de transformación. Es un sistema social abierto al exterior, en estrecha interdependencia con múltiples factores externos pertenecientes al sistema social global de que forma parte. La empresa nace como hecho meramente económico, hoy en día ha dejado de ser únicamente un instrumento económico para convertirse en un agente social con capacidad para intervenir activamente en las formas de vida individual y colectiva.
Independientemente de su grado de desarrollo organizativo, la empresa es una construcción social, que responde a las características y necesidades de un tipo de sociedad en un momento determinado, a la vez que contribuye decisivamente en la configuración de esa sociedad. Efectivamente la realidad social, en todas sus dimensiones, es el producto de procesos sociales en lo que intervienen diversos factores, que van desde una forma determinada de relación con el entorno físico hasta las normas que definen las relaciones entre los miembros de esa sociedad.
La empresa, entendida como realdad social, es propia de normas que gestionan las relaciones entre las distintas personas que hacen parte de ella, de normas que gestionan la forma de producir, de vender, de promocionarse y de trabajar y de relacionarse con las demás empresa. Estas normas se modifican según el entorno, según el tiempo histórico a la cual hicimos referencia, según las normas culturales y los acostumbre de cada sociedad en la cual se ubica cada empresa. Como realidad social la empresa se puede analizar bajo tres niveles, propios de cualquier realidad social.
A nivel puramente social, las empresas son análogas en todos los grupos humanos, es decir que la empresa responde a una serie de necesidades propias de cualquier grupo social: la necesidad de trabajar, de producir, de ganar, dando soluciones orientativas que pueden valer a nivel universal, o sea ofrecer trabajo, ofrecer productos o servicios todo bajo una remuneración económica. Cada empresa desarrolla y maneja estas tareas de una forma particular y propia, conforme y coherente con su entorno social, así que en cada empresa se puedan subrayar notables diferencias derivadas de factores internos y externos que le confieren una originalidad indiscutible.
Por ejemplo si nos comparamos las empresas de inicio XX siglo con las de hoy en día, podemos darnos cuentas de múltiples diferencias todas relacionadas con el entorno histórico al cual nos referimos. Las empresas o mejor dicho las industrias del Fordismo respondían a la necesidad de aquella época, donde la cultura de masa y el consumo de masa eran unos de los factores que movían y caracterizaban la economía, así que se producía el mayor número de productos posibles, al menor coste posible, explotando los trabajadores, privándolos de la posibilidad de tener una vida propia y de la posibilidad de crear un sentido de fidelización hacia la empresa misma. Esa forma de gestionar era coherente y conforme con el panorama histórico en lo cual se desarrollaban las empresas: exaltación de lo científico y del masivo, necesidad de contractar personas no calificadas, visión del trabajo meramente económica, priva de cualquier sentido humano. Hoy en día nos enfrentamos con una tipología de empresa caracterizada por la presencia de un departamento de recurso humano, orientada hacia la producción de productos y servicios masivos pero personalizados, con el objetivo de fidelizar sus empleados y sus clientes y de responder a pedidos siempre más específicos. Forma organizativa que responde a las necesidades propias de una sociedad global, donde los individuos quieren ser visto como individuos, quieren elegir y donde se valora la vida privada y la originalidad de lo que se produce y consuma.
A nivel societal las empresas interpretan de forma simbólica los hechos sociales que se desarrollan a su alrededor, basándose sobre la cultura, los valores, los acostumbre propios de la sociedad en la cual se ubica la empresa. La forma que tendrá una empresa Japonesa de gestionar sus recursos humanos, sus empleados, será distinta de la de una empresa Norteamericana. Será también distinta la forma de interpretar un periodo de crisis y de solucionarlo, o de enfrentarse a la competencia o de promocionarse, todo será interpretado de una forma distinta por cada empresa en relación a su ubicación y en relación a las formas de avaluar e interpretar los hechos características de cada sociedad.
En fin podemos hablar de la empresa como hecho social a nivel sociológico, donde la empresa tiene que teorizar la realidad social, tomando como referencia simbólica la interpretación que sus protagonistas hacen a nivel societal de los acontecimientos. La empresa es una realidad simultáneamente objetiva y subjetiva, material y cultural, relativamente estática y también llena de dinamismo, perseguidora de objetivos conscientes y racionales, a la vez que supedita a la influencia de lo no racional e de lo irracional del comportamiento humano. O sea que las empresas tienen que ser hoy en día más que nunca unas realidades sociales dúctiles, abiertas y flexibles, capaz de enfrentarse y reaccionar a los continuos cambios que afectan la sociedad en la que las empresas se desarrollan. Las relaciones humanas que hay en la empresa entre los distintos públicos, externo e interno, y la forma de gestionar y manejar estas relaciones son el objeto de la sociología empresarial, que hace referencia al mundo puramente social y también a lo de la economía en cuanto no hay que olvidar que la raíz de cualquier empresa es económica. Encontrar una disciplina o una teoría única que defina cuál sea el vero objeto de estudio y cual sea la forma correcta de medirlo y evaluarlo es casi imposible, las empresas son una realidad social y como tal objeto de estudio de la sociología pero, por el otro lado son también una realdad económica y al contrario de los objeto puramente social responden a reglas casi universal y que admiten una única interpretación, a prescindir del entorno social e histórico.
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